jueves, 17 de julio de 2008

Praga

Vale, las cosas no te pueden salir de acuerdo con el plan, si no había plan desde el principio. De nuevo un viaje del frente Gironés Soroa (sin el enano de Jose, que si se dignara a aprobar alguna nos lo traeríamos con nosotras), pero esta vez con novio incorparado, David.
De nuevo caos, falta de organización y, sobre todo, muchas risas. De esas que empiezas a doblar la parte superior del cuerpo y a cruzar las piernas porque no sabes si vas a acabar teniendo un percance.
El destino: Praga. Ninguna de las dos lo habíamos pisado, David sí y todavía tiene pesadilla con los niños persiguiéndole para que les diera dinero... "Chicharro, chicharro".

El medio de locomoción: coche alquilado a través de un mayorista de un mayorista que resultó salir bien.

El viaje: una pesadilla. Entrando en tierras checas el cielo cayó sobre nuestras cabezas. Una lluvia torrencial, no se veía ni un pijo, el cielo negro y nosotras, como no, con ropa de verano. Experimenté qué es eso del acuaplaning, que en ciertas zonas fue casi surfing, yo giraba el volante y el coche no venía conmigo. Llegamos sanos y salvos a nuestro destino, que no a nuestro hotel porque, como ya es tradición no teníamos mapa (mea culpa).

Total, que después de muchos giros prohibidos, cambios de sentido con un tranvía pisándonos los talones y de preguntar a tropecientas mil personas, una señora: 50 años, borracha y que decía hablar alemán se nos sube al coche y dice que nos lleva. Sí, podía haber sido una psicópata pero yo quería llegar al hotel ipsofacto. Se sube al coche y:

- "Also, fahre ich nach rechts (me voy a la derecha)?"- le digo yo.
- "Nein"
- "Nach links dann(a la izquierda entonces)?"
- "Nein"
-"Geradeaus(recto)?"
- "Nein"

Mierda, pues va a ser que no habla alemán tan bien como esperaba... Después de enseñarle lo que era derecha, izquierda y recto (además de que con el coche por prohibída no se debe ir) empezamos nuestro trayecto y, ¡sorpresa!, llegamos a buen puerto. Resultaba que la buena mujer vivía allí y había visto el cielo abierto porque la llevábamos en coche a casa.

Para rematar el día, nos dice la de recepción que nos abre el parking y resulta que es un ascensor para coches, vaya yuyu que daba la cosa.
Al día siguiente turismo del de "pero que dura es la vida del turista". Al fin y al cabo sólo teníamos un día y medio para ver Praga.
Como anécdotas, la conversación con la mujer que vendía los tickets en el barrio judio, era igual que la de la agencia de viajes de Little Britain:
- "Nos da 3 tickets de estudiante para ver la sinagoga vieja".
- "¿El cementerio no?".
- "No, gracias, sólo la sinagoga".
- "¡Pero si sólo váis a ver esto!" (y saca la postal más fea que jamás habrán hecho de la sinagoga).
- "Ya, ya lo sabemos, pero queremos ver eso".
- "Son 200". (Eso era el ticket del cementerio, lo nuestro eran 140).
- "No, son 140, 3 tickets de estudiante para la sinagoga vieja".
- "Ajjjjj!!!!".
De verdad, igualita que la de Little Britain (para el que no lo haya visto nunca).




Finalmente, no podíamos irnos de Praga sin hacer algo que es tradición. Que se nos joda el presupuesto del viaje. Esta vez por una multaza en el tranvía por no llevar ticket válido... y encima el controlador era tan majo que te daban ganas de darle las gracias y todo...




La próxima, la boda de Gemma en Leeds, todo un acontecimiento social... en cuanto me haga con fotos escribo la entrada.

2 comentarios:

Lola Steiner dijo...

Joer prima, qué bien te lo pasas.
Tengo envidia de la mala!

Sara Gironés Soroa dijo...

No fue MULTAZA, no hay que exagerar, y ahora así mirando al pasado tuvo su encanto....