viernes, 30 de enero de 2009

Big Love

Ya me he enganchado a otra serie chorra...

Y es que por muy simple que suene, un capitulillo de una serie ñoña me alegra el día. Esta vez le ha tocado el turno a Big Love.

Se trata de una serie de mormones de Utah que para más inri son polígamos. Un marido, tres mujeres y una prole de niños que no veas. Es interesante a la par que surrealista y me río un rato con ella.

Para aquellos a los que todavía no he iluminado en el mundo de las páginas para ver cosas online, áhí van un par que a mí me funcionan:




viernes, 23 de enero de 2009

Crónicas desde Europa

Ése es el título del blog del Mundo en el que publicaron este artículo (que varios amigos me enviaron por email).

El lugar más 'peligroso' de Berlín para las bicicletas

CARLOS ÁLVARO ROLDÁN desde Berlín
19 de enero de 2009.- Casi dos años después de vivir en el barrio berlinés de Prenzlauer Berg, este corresponsal de EL MUNDO descubre de pronto que vive y trabaja junto al punto de la capital de Alemania donde más bicicletas se roban al año: la estación de metro de Schönhauser Allee. El dato hay que agradecérselo al simpar 'Bild', que con fuentes policiales añade que en 2008 se 'distrajeron' un total de 23.000 vehículos de dos ruedas sin motor, un peligroso 15% más que en 2007.

¡Alto! Que estos elevados números no confundan a nadie. Berlín es una de esas pocas ciudades del centro de Europa donde la sensación de que nos vayan a robar en mitad de la calle es prácticamente nula.

Un indígena de Madrid diría a bote pronto que la proporción comparativa en 'peligrosidad' es de 1 a 10 o 20, tirando en corto. Y algo más, mientras que en la ciudad alemana se robaron en 2008 5.000 coches, en la española la lista asciende a casi 24.000.

Como muestra un botón de la extraña sensación de seguridad reinante y que un berlinés siempre negará por exagerada: quien suscribe tiene como 'costumbre' dejarse cualquier objeto que lleve en las manos olvidado sobre el sillín de la bicicleta cuando pone o quita el candado. Es decir, que decenas de periódicos, guantes y paquetes de distinto valor han quedado durante horas expuestos a la intemperie hasta que el propietario ha recordado que dispone de 13 neuronas en uso. Y entonces seguían ahí.
(de eso doy fé, que me ha pasado varias veces)

Pero el robo de bicicletas en Berlín es una suerte de plaga bíblica de la que suelen advertir apenas se pone el pie en el aeropuerto. El hoy corresponsal de Euskal Telebista en Bruselas, Xabier Collados, entonces destinado en la capital alemana, explicaba a quien suscribe los pasos necesarios para garantizar la seguridad de un biciclo. Era una voz autorizada ya que en apenas unos años le habían 'birlado' el vehículo hasta tres veces.

Así pues, junto al gasto de una bicicleta, un berlinés deberá calcular también los euros que le costará una buena cadena que no se congele en invierno y no se torne en una masa inerte de herrumbre por la lluvia. Y entre los grandes consejos de los expertos está atar el aparato con la rueda de atrás y el cuadro. Razón: la rueda de atrás, que incorpora el cambio, es más cara que la de adelante. Matemático.

....

Nota aclaratoria: El vehículo 'oficial' de EL MUNDO en Berlín resiste desde hace dos años sin ser robado. Pero como anécdota queda que alguien le sustrajo hace meses el eje de la rueda delantera, exclusivamente, valorado en unos 15 euros. Este corresponsal casi se mata ya que sin el eje, gracias a la suciedad y el barro seco, la bicicleta caminó unos metros antes de desplomarse.

Muchas de las cosas que dice son ciertas, aquí no agarras el bolso en la calle cual abuela de camino al mercado.

Peeeeero.... todos los días dejo mi bici en la parada de metro, sí, la cojo para tardar 5 min en vez de 10min (¡son 5 min más de sueño!). Y todos los días cuando vuelvo tengo a cuatro o cinco indigentes borrachos en los bancos de al lado mirando. El otro día, después de salir del curro 3 horas más tarde de lo normal, uno me dijo: "Me debes 3 euros por cuidarte la bici todo el día, es mi trabajo". Normalmente me dan cierto respeto, pena e incluso algo de miedo. Ese día podría haberle sacado los ojos y creo que la mirada que le dirigí fue suficiente para que me dejara en paz.

Algún otro día le he visto la intención de volver a decir algo, hasta que me reconoce con mi super gorro anticongelación (foto adjunta) y se vuelve a dar la vuelta... no sabía que una cosa tan pequeña pudiera asustar tanto :-)

Oasis en concierto en Berlín 18/01/09

Fué uno de mis regalos de Papá Noel.

No andaba yo muy católica (una semana después y nada de comida en mi estómago lo confirman). Pero el domingo nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos al concierto. Jon me retransmitía lo que ocurría porque yo, para variar, no veía una mierda. Puñeteras torres alemanas, ¿qué les darán de comer?

Pero no nos podíamos quejar, todo estaba yendo bien, no habían cancelado (ya lo harían al día siguiente en Düsseldorf por enfermedad del cantante, ¡ja!), habían salido a tiempo y no parecían muy pasados de rosca hasta que... Durante "I'm out of time" Liam se cabreó, tiró el micro y se piró, su hermano Noel se quedó mirando al guitarrista con cara de "¿y ahora qué?" y siguieron tocando...

Al nene Liam le debieron dar una piruleta porque volvió para la siguiente canción y ya no pataleó más, aunque es cierto que en esa canción la voz le estaba fallando que daba gusto...





jueves, 8 de enero de 2009

Berlín navideño


¿Cocodrilo Dundee en Berllín con la parienta?


La pasajera del asiento 7B

Siempre que subo a un avión reflexiono sobre quién es el peor pasajero que te puede tocar a tu lado.

Hay días que te toca el del mal aliento, el del olor a choto, el gordo que te tiene apretujada porque no cabe ni en su asiento, la típica persona histérica de miedo que no para de dar grititos, el niño/bebé llorón, etc.

Pues no. Lo peor que te puede tocar es un grupo de adolescentes de viaje. Pero voy más allá. Tú tienes el 7A, ventanilla. Y a tu derecha está choni en el 7B y su novio el quinqui en el 7C.

Choni tiene unos 15 años, un megáfono por boca, un culo feo y un tanga retorcido (sí, tuve el enorme placer de tenerlo en mi cara, varias veces), un perfume pegajoso apestoso que se echa durante el viaje, un pelo rizado, diadema y flequillo planchado. Lleva pantalos de chandal morados y sudadera (Nike eso sí, "que yo todo lo tengo que llevar de marca") y unas deportivas con las que me pisotea durante el viaje.

Choni tiene además un tic de tocarse el pelo (y casi sacarte un ojo cada vez que lo hace), darte codazos en la teta porque no entiende de espacio personal, ponerse a menos de 2 cm de tu cara para intentar ver el paisaje, cruzar su brazo y cámara de fotos entre yo y mi libro para sacar fotos (no era necesario decirme nada, porque total, ella debía haber pagado por su espacio y el mío).

Ya está decidido, no hay nada peor que la Choni y sus colegas, ya no puede ser peor. Y si me preguntan, por muy clasista que esto suene, a Choni habría que dejarla en casa, que no creo que sepa apreciar nada que no sea su ropa de marca, tronco, y el botellón, colega, que eso es lo que mola mazo.