Siempre que subo a un avión reflexiono sobre quién es el peor pasajero que te puede tocar a tu lado.
Hay días que te toca el del mal aliento, el del olor a choto, el gordo que te tiene apretujada porque no cabe ni en su asiento, la típica persona histérica de miedo que no para de dar grititos, el niño/bebé llorón, etc.
Pues no. Lo peor que te puede tocar es un grupo de adolescentes de viaje. Pero voy más allá. Tú tienes el 7A, ventanilla. Y a tu derecha está choni en el 7B y su novio el quinqui en el 7C.
Choni tiene unos 15 años, un megáfono por boca, un culo feo y un tanga retorcido (sí, tuve el enorme placer de tenerlo en mi cara, varias veces), un perfume pegajoso apestoso que se echa durante el viaje, un pelo rizado, diadema y flequillo planchado. Lleva pantalos de chandal morados y sudadera (Nike eso sí, "que yo todo lo tengo que llevar de marca") y unas deportivas con las que me pisotea durante el viaje.
Choni tiene además un tic de tocarse el pelo (y casi sacarte un ojo cada vez que lo hace), darte codazos en la teta porque no entiende de espacio personal, ponerse a menos de 2 cm de tu cara para intentar ver el paisaje, cruzar su brazo y cámara de fotos entre yo y mi libro para sacar fotos (no era necesario decirme nada, porque total, ella debía haber pagado por su espacio y el mío).
Ya está decidido, no hay nada peor que la Choni y sus colegas, ya no puede ser peor. Y si me preguntan, por muy clasista que esto suene, a Choni habría que dejarla en casa, que no creo que sepa apreciar nada que no sea su ropa de marca, tronco, y el botellón, colega, que eso es lo que mola mazo.
Hay días que te toca el del mal aliento, el del olor a choto, el gordo que te tiene apretujada porque no cabe ni en su asiento, la típica persona histérica de miedo que no para de dar grititos, el niño/bebé llorón, etc.
Pues no. Lo peor que te puede tocar es un grupo de adolescentes de viaje. Pero voy más allá. Tú tienes el 7A, ventanilla. Y a tu derecha está choni en el 7B y su novio el quinqui en el 7C.
Choni tiene unos 15 años, un megáfono por boca, un culo feo y un tanga retorcido (sí, tuve el enorme placer de tenerlo en mi cara, varias veces), un perfume pegajoso apestoso que se echa durante el viaje, un pelo rizado, diadema y flequillo planchado. Lleva pantalos de chandal morados y sudadera (Nike eso sí, "que yo todo lo tengo que llevar de marca") y unas deportivas con las que me pisotea durante el viaje.
Choni tiene además un tic de tocarse el pelo (y casi sacarte un ojo cada vez que lo hace), darte codazos en la teta porque no entiende de espacio personal, ponerse a menos de 2 cm de tu cara para intentar ver el paisaje, cruzar su brazo y cámara de fotos entre yo y mi libro para sacar fotos (no era necesario decirme nada, porque total, ella debía haber pagado por su espacio y el mío).
Ya está decidido, no hay nada peor que la Choni y sus colegas, ya no puede ser peor. Y si me preguntan, por muy clasista que esto suene, a Choni habría que dejarla en casa, que no creo que sepa apreciar nada que no sea su ropa de marca, tronco, y el botellón, colega, que eso es lo que mola mazo.
2 comentarios:
¿y de dónde era el grupito éste tan majo? ni se te ocurra decir que de la zona sur de madrid
.... fdo, una de móstoles
Jajjajajjajaja, una crónica súper graciosa y pérez-revertiana.
Muy buena.
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